
Todo un exito el Congreso de NATURGAS, donde los presentes le pidieron al Gobierno nacional trabajar por la soberanía energética
El presidente de Promigas Juan Manuel Rojas, cerró con éxito el Congreso No 27 de NATURGAS que tuvo como sede la ciudad de Barranquilla.
Hoy, como presidente del Consejo directivo de Naturgas, me dirijo a ustedes con responsabilidad y franqueza, porque el momento que vivimos no da margen para los eufemismos.
Y quisiera empezar este discurso manifestando que al igual que todos los aquí presentes, esperábamos contar con la presencial del Sr. Ministro de Minas y Energía, Edwin Palma; quien por motivos de agenda no nos pudo acompañar. Sin embargo, y a pesar de no contar con su participación en este espacio de cierre; no quisiera dejar de hablarle a él como jefe de la cartera que nos representa ante el gobierno, y darle nuestros mensajes que, como gremio, no dan espera.
Por eso, me escucharán hablándole en algunos casos en primera persona al Ministro; pero, sobre todo, este mensaje está dirigido al país. Experiencia y conocimiento del sector.
Ministro, usted representa la energía y entiende como pocos su importancia para cada colombiano, para cada industria. Entiende el valor de un sector dinámico y fuerte para los miles de empleados directos e indirectos que aquí trabajan. Ha sido testigo y protagonista del bienestar que ha generado la energía en el desarrollo del país y, en particular, de los logros alcanzados en los últimos 30 años en materia de acceso a este servicio.

Desde sus primeros años profesionales, usted vio de primera mano la evolución de Ecopetrol: que pasó de ser una empresa con limitaciones presupuestales, por su carácter 100% público, a convertirse en una compañía de capital mixto con capacidad para invertir, crecer e innovar. Usted vivió la transformación que llevó a la empresa de todos
los colombianos a incrementar su producción, a expandir su infraestructura y a convertirse en uno de los mayores inversionistas del país, con niveles de inversión que, en su pico, superaron los 27 billones de pesos en el 2023.Ese modelo de cooperación entre lo público y lo privado también está representado en empresas como EPM, TGI, Alcanos o Gases del Caribe, entre muchas otras. Empresas que representan buena parte de los ingresos y la capacidad operativa del sector, y que benefician directamente a millones de colombianos. Usted conoce de primera mano el valor que ha tenido la seguridad energética y el superávit energético en la historia reciente de Colombia.
Ministro, usted fue parte de esa historia. Y confiamos en que ese conocimiento y experiencia nos permita construir caminos conjuntos para llegar al destino que anhelamos todos los colombianos.
Lo que nos une Ahora bien, hablemos y pongámonos de acuerdo en lo que nos une, porque la energía y la transición energética no deben dividirnos ni polarizarnos; sino, por el contrario, permitirnos trabajar de manera conjunta en los cinco objetivos fundamentales que desde Naturgas, estamos convencidos serán claves para, como un solo equipo, buscar siempre el bienestar de todos.
Estos son:
- Primero, seguir expandiendo el servicio público que hoy permite que más de 11 millones de hogares —más de 36 millones de colombianos— cocinen con el energético más económico, reduciendo significativamente la pobreza energética.
- Segundo, garantizar un servicio confiable y asequible, que llegue a hogares, comercios e industrias, sin interrupciones ni incrementos excesivos en el costo.
- Tercero, hacer del sector energético una ventaja para Colombia, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas y comerciales que han resaltado la importancia de la autosuficiencia y competitividad energética.
- Cuarto, aportar al país en ingresos fiscales, a través de impuestos, regalías y sobre todo empleos de calidad. Por ejemplo, solo en 2023 el sector del gas representó en impuestos nacionales y regalías casi $3 billones de pesos; recursos indispensables para cerrar las brechas sociales que aún persisten.
- Y, quinto, avanzar en la descarbonización de la matriz energética, donde el gas natural es un aliado clave: complementa las renovables, estabiliza la red y facilita la transición en sectores como el transporte pesado y marítimo.
ESTAMOS EN CRISIS
Sin embargo, no podemos trabajar en equipo si no empezamos mirándonos al espejo, y ese es mi llamado e invitación también el día de hoy.
La industria de servicios públicos de gas natural atraviesa una coyuntura compleja. Muchos coinciden en que es la más delicada desde el racionamiento eléctrico de 1991. No es un fenómeno pasajero o aislado. Es una crisis estructural, visible en la necesidad de importar gas natural no solo para respaldo térmico, sino también para cubrir la demanda esencial.

La infraestructura es insuficiente: contamos solo con una planta de regasificación en el Caribe, mientras que la del Pacífico, a pesar de lo anunciado hoy por Ecopetrol, sigue sin materializarse. Además, los cuellos de botella en la red de transporte impiden movilizar eficientemente el gas hacia los centros de consumo en el interior del país.
A este panorama debemos sumar el estrés financiero que genera al ecosistema el retraso en el pago de los subsidios por parte del Gobierno Nacional. Esta situación afecta la liquidez de las empresas, compromete su operación y pone en riesgo la continuidad del servicio a millones de usuarios: la gente.
Proteger al consumidor requiere actuar con responsabilidad. Operar al límite genera consecuencias: interrupciones en el servicio, mayor costo para los usuarios, menor capacidad de conexión de nuevos hogares, y un retroceso ambiental al aumentar el uso de energéticos como el carbón, GLP o leña. También hay efectos sobre la economía popular y el empleo, producto de la parálisis en exploración y producción.
Parte de esta situación obedece a decisiones de política pública que, aunque orientadas a acelerar la transición energética, se han implementado sin el balance necesario entre seguridad, asequibilidad y sostenibilidad.
El trilema energético está comprometido en sus tres dimensiones: hemos perdido seguridad y soberanía energética al depender cada vez más de las importaciones; los costos del servicio se han elevado por el cambio en la composición de la canasta, afectando a hogares y sectores productivos; y, en lugar de avanzar en la descarbonización, se observa una preocupante “recarbonización” de la matriz energética. Y a ese trilema clásico debemos sumar un “trilema colombiano”: altos costos de capital, Incertidumbre jurídica y bajos incentivos para la inversión. Estos factores amenazan la competitividad energética que tanto trabajo nos ha costado construir, Confíamos en la electrificación de la matriz enérgetica pero también el el rol que el gas tiene en la misma.
LLAMADO A LA ACCIÓN.
Pero ¿cómo salimos de esta crisis? Sabemos que no hay soluciones únicas ni sencillas.
Pero sí hay medidas concretas, posibles, y urgentes:
- Primero: acciones regulatorias rápidas que permitan la contratación a largo plazo de gas importado para mitigar la volatilidad del mercado spot; y brindar señales claras para expandir la capacidad de transporte y resolver los cuellos de botella logísticos.
- Segundo: acelerar el pago de subsidios por parte del Ministerio de Hacienda, aliviando la carga financiera de las empresas y permitiendo continuar con la expansión de redes y conexiones a nuevos hogares.
- Y, tercero: promover la oferta nacional, acelerando permisos, licencias y consultas que permitan desarrollar los campos costa afuera, en la Guajira; y en tierra en Magdalena, Córdoba, Sucre, Atlántico, Cesar y el piedemonte llanero.
Promover la oferta de gas es nuestra mejor póliza de competitividad energética. No cabe duda de que tenemos los recursos naturales, el conocimiento técnico, el capital humano y la voluntad de inversionistas para seguir apostándole a Colombia, nuestro país; pero sin duda alguna necesitamos mayor voluntad política y más trabajo en conjunto.
Por eso, hoy le proponemos al Ministerio conformar mesas técnicas y operativas, con participación del Gobierno, el regulador y la industria, para trabajar articuladamente en la implementación de estas medidas y en la resolución de los obstáculos que enfrentamos.
El costo de no actuar es muy alto. Estamos deteniendo la reducción de la pobreza energética, retrocediendo en sostenibilidad, y arriesgando la competitividad del país.
Este sector está representado por más de 80 mil trabajadores, directos e indirectos, que creen en un sector fuerte, dinámico y generador de oportunidades. Valoramos su experiencia y confiamos en su liderazgo para que juntos fortalezcamos la seguridad energética de Colombia.
El llamado es claro: es momento de actuar con urgencia, con sensatez, pero también con visión de largo plazo. Como lo ha manifestado el ministro, no debemos hablar de apagones ino de soluciones.
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE PROMIGAS AL CIERRE DEL CONGRESO 27 DE NATURGAS 2025